A veces la única forma de mantenerse sano es volverse un poco loco

jueves, 14 de julio de 2011

Call Center, trabajo insalubre

Hace unos meses que conocí a Alberto. Entro a trabajar en el call center que trabajo yo. Desde que lo vi aquel primer día, no pude dejar de pensar en él, y más estos últimos días después de escuchar los rumores que andan diciendo por ahí. La verdad que me cuesta imaginarlo, se que los rumores a veces suelen ser errados, pero me pongo a pensar en las veces que le tire indirectas para salir, y él me decía siempre que no podía por diferentes razones. Realmente me desilusione, al pensar que yo no le gustaba, pero si esos rumores fuesen ciertos, todo tendría sentido.

Marta puso en evidencia la sexualidad de Alberto cuando nos hizo notar que el siempre se quedaba después de hora trabajando con el supervisor. Marcia salto remarcando las veces que lo llama el supervisor durante el día, o lo que contó Cesar, aquella noche que los vio cenar solos en un restauran lujoso.

Desde que me entere de aquellos rumores, no dejo de prestarle atención a todos sus movimientos. Aquel rumor me había invadido el alma, aquella gran desilusión me dolía demasiado. Veía todo tan inalcanzable, que se yo, a un hombre de alguna u otra manera lo podes conquistar, pero hacer a un puto hombre, es un trabajo imposible.

Un medio día, mientras almorzaba en mi escritorio, lo vi venir y lo encaré. No sabía bien que iba a decir pero necesitaba decirle algo.

Ella: “Estuve pensando en ir a comer afuera después del trabajo… ¿Qué decís, tenés ganas?”.

Él: “Me encantaría, pero hoy nos vamos a quedar después de hora con Horacio, y supongo que pediremos comida china para comer en la oficina. Te diría de que comas con nosotros, pero bueno necesitamos privacidad”.

Sonreí falsamente, y seguí comiendo, él me saludo y se fue.

No lo podía creer, Horacio me estaba quitando a Beto, mi jefe a mi Beto.

Esa noche comí sola en casa, sin dejar de pensar en él. ¿Qué estarán haciendo ahora? En ese momento se me vino la frase que me dijo Cesar “Beto se la come al jefe”. Trate de sacar esas imágenes de mi cabeza pero ya se habían apoderado de mi mente.

Al día siguiente llegue un rato más temprano al trabajo, parecía hecho apropósito, cuando estaba entrando veo salir de la oficina del jefe a Alberto, con la camisa arremangada y la corbata sin hacer. Mi cara fue de terror, quería salir corriendo pero quede inmóvil.

Beto se acerco a mí como si nada.

Él: ¡Hey! Llegaste temprano, ¿Te caíste de la cama?

Ella: Sí… tengo que terminar trabajo atrasado, permiso.

Huí y así desaparecí de su vista.

Las ganas que sentía de ir al trabajo hace un tiempo se habían esfumado por esos malditos rumores.

Esa tarde Horacio nos comunico que Alberto pasaba al área de gerencia. Todos nos quedamos boqui abiertos. “¿Cómo podía ser?” hace menos de 5 meses que había entrado. Mis compañeros se indignaron y se le fueron encima como perros. Horacio trataba de calmarlos pero estaban sacados. Ese día a la salida del trabajo lo agarraron entre muchos y le dieron una paliza, pobre Beto, mi Beto.

Al día siguiente Alberto no apareció, supuse que no vendría por unos días, ya sea por el golpe o por la vergüenza que sentía. Pero los días pasaron y Beto no volvía. Me atreví a hablar con Horacio, se lo veía bastante angustiado, me dijo que Beto no volvería, que si el precio de tener un mejor puesto era el rechazo de sus compañeros, prefería irse. Horacio estaba mal enserio, yo no sabía que hacer, hasta que en un momento me dijo algo que cambio mi vida. “ Pobre tipo, lo tildan de puto por que ha pasado mas tiempo conmigo que en su casa, y también como para volver, el pobre tipo disfruta de estar fuera de casa, el lugar donde los recuerdos vuelven todo el tiempo no es bueno” No entendía a lo que se refería, le pregunte que era lo que le sucedería, me miro y me dijo “Clarita, el tipo enviudo hace menos de un año, y se tiene q bancar que por unos rumores de mierda lo caguen a palos y le digan toma por puto”.

No hay comentarios:

Datos personales