A veces la única forma de mantenerse sano es volverse un poco loco

lunes, 25 de octubre de 2010

El 38 está cargado

Ese día sólo tenía dos pacientes. Me desperté abrumada, había soñado mucho aquella noche. Diferentes imágenes se posaban en mi mente, eran muy confusas, pero una de ellas la recordé con claridad. Ganaba el loto, sí, y como siempre me decía mi mamá, “conta los sueños en ayunas y se harán realidad”, no creía mucho en eso, pero instintivamente llame a Marta, mi amiga de toda la vida. Se lo conté con tanto entusiasmo, que hasta me lo creí realmente. Marta río y me pregunto si recordaba el número pero le dije que no, solo se me venía a la cabeza yo saltando en casa con un billete en la mano frente al televisor.

Luego de colgar con Marta, me hice el desayuno, no podía dejar de pensar en aquel sueño. Luego me fui a duchar y a prepararme para mi primer paciente.

A las once en punto llego Carla, una joven de 18 años que veo hace unos tres meses. Le ofrecí café. Nos sentamos y antes de comenzar con la sesión se hecho a reír. No entendía bien que era lo que pasaba, pero me eche a reír también. Trato de relajarse y me dijo “No me vas a creer, soñé con vos”, sonreí y me dije a mi misma “Yo también soñé conmigo, y que sueño”. Le pregunte que era lo que había soñado, y cuando me lo dijo me quede muda, no podía reaccionar ante aquellas palabras. Carla me miro intrigada, me pregunto si me encontraba bien, fui hasta la cocina a tomarme un vaso de agua, luego volví, me senté frente a ella y le pregunte “¿Que número?”, Carla pensó un momento, “A ver, estabas frente al televisor, tenías el billete en la mano y … comenzase a gritar, 38 era el 38” Mi cara estalló de alegría, no podía creer lo que estaba sucediendo, aquella mujer había tenido el mismo sueño que yo, pero tenía una pista que yo no tenía, el número que me hacía millonaria. Estaba muy entusiasmada, tome mi cartera del perchero y fui directo a la puerta de entrada, mirando a Carla le grite “Vamos, tenemos q jugarle al 38””, Carla se levanto y salió conmigo “Si vos lo decís, quien mejor que un psicólogo para interpretar los sueños ¿no?”

Llegamos hasta la agencia, le jugué todo al 38, y le prometí a Carla darle parte del dinero por su ayuda, aunque ella se rehusó. Solo quedaba esperar a la noche. Ese día cancele el turno que me quedaba. Estábamos con Carla en casa, no pude con la sesión de ella tampoco, era tanto el nerviosismo que sentía que no podía concentrarme en nada más. Mis sueños de toda la vida, mis deudas, mis ilusiones, ganar era lo mejor que podía pasarme. Estaba tan contenta y nerviosa a la vez, que tampoco pude probar bocado. Carla me convenció de darme un baño para relajarme un poco, así que opte por hacerle caso y me di un baño de inversión.

Estuve unos 30 minutos en el baño y cuando Salí Carla ya no estaba. Quizás se canso de esperar, o había ido a comprar algo para comer, o simplemente se fue. Era extraño por que no me había dicho nada, ni siquiera una nota había dejado. La llame a su celular pero lo tenía apagado.

Me olvide de Carla rápidamente, estaba tan eufórica que nada más que ese número me importaba.

Faltaban minutos para el sorteo, me senté nuevamente frente al televisor y espere atenta. Comenzó el sorteo y cuando llego el turno de mi billete empecé a sudar como un marrano. 38 dijo el locutor, comencé a temblar desesperadamente, salte, corrí por toda la casa, lloré, reí y volví a sentarme. “Mañana mismo voy a cobrar” me dije, la suma de 1.000.000 pesos me hacía tan feliz.

Me tome unas pastillas para poder dormir, ya que me era imposible conciliar el sueño.

Me desperté a las 8 de la mañana, y salté rápidamente de la cama. Me cambié velozmente, ni siquiera desayune, tome mi cartera y cuando estaba por salir recordé que no había agarrado el billete, así que me volví hacia el living y fui directo a la mesita que esta frente al televisor, pero el billete no estaba. Comencé a desesperarme, revolví todo pero no podía encontrarlo, “Si yo lo deje acá, no puede ser” me dije a mi misma. Fui hasta mi habitación, busque a más no poder, pero no encontré nada. Busque por último en mi cartera pero tampoco. Me sentí realmente muy angustiada, no entendía que estaba pasando. Salí de mi casa desesperada a la agencia de lotería. Estaba la misma persona que me había vendido el billete el día anterior. Le explique la situación y me dijo que el billete ya había sido cobrado. “No puede ser” me dije. En ese momento la imagen de Carla se me vino a la cabeza. “Que hija de puta”. Salí de la agencia y me fui directo a mi casa. Trate de reflexionar, no podía ser nada mas que eso, ella me había robado el billete, y cuando le dije que algo le daría por su ayuda la muy hija de puta me dijo que no. Tome el teléfono y la llame, seguía con el celular apagado, y en la casa no me atendía nadie. “Pendeja de mierda”.

Todas mis ilusiones se habían ido por completo, mi sueños, mis deudas, que desilusión.

Carla no volvió a aparecer, le deje miles de mensajes pero jamás contesto. No volví a soñar con que ganaba la lotería, aunque hice todos los truquillos no sucedió. Me encontraba igual que siempre, y con una paciente menos.



by alegría

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